martes, 12 de abril de 2011

La historia del mito de "Los protocolos de los sabios de Sión"


Hola grupo
Interesante comprobar que los autores a los que Simonini plagio y luego fue plagiado realmente existieron y como el autor mediante este personaje los relaciona para ir tejiendo la conspiracion, en este articulo esta explicado claramente y creo que es de gran ayuda para entender el libro que estamos comentando.
Saludos
Luis

 


La historia del mito de "Los protocolos de los sabios de Sión"


Actualmente, se considera uno de los fraudes literarios más notorios de la historia (como los Diarios de Hitler), e incluido dentro de los fraudes históricos importantes (como el descubrimiento del Hombre de Piltdown).
Orígenes y contenido 
Si bien ha sido muy leído y citado por sectores antisemitas, su verdadera autoría resulta confusa. La teoría más aceptada dice que fue obra de los servicios secretos zaristas, que buscaban desacreditar a la izquierda bolchevique acusándolos de colaborar con la conspiración judía expresada en el libro.
Trotsky y Kérensky, por ejemplo, eran de ascendencia judía. Los teóricos de la conspiración señalan generalmente que estas reuniones se habrían llevado a cabo en el Primer Congreso Sionista de Basilea, Suiza, del 20 al 31 de agosto de 1897, presidido por Theodor Herzl. Sin embargo, no hay evidencias que lo demuestren.
Por otra parte jamás existió una organización como los "Sabios de Sión" o los "Ancianos de Sión". Sin embargo, y sin que exista un ápice de evidencia para probarlo, se ha mantenido empecinadamente que estos Protocolos eran las actas de esta inexistente organización.
En diciembre de 1901, un oscuro personaje conocido como Sergei Nilus afirmó haber traducido al ruso unos textos que en conjunto tituló Los protocolos de los sabios de Sión. Durante los primeros quince años, los Protocolos tuvieron escasa influencia. A partir de 1917 vendieron millones de ejemplares en más de veinte idiomas.

Maurice Joly
La mayor parte de los escritos en los Protocolos fueron plagiados del libro "Dialogue aux enfers entre Machiavel et Montesquieu" (Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu), escrito por el satírico francés Maurice Joly en el año 1864. Joly se ocupó de realizar ataques políticos sobre las ambiciones de Napoleón III utilizando a Maquiavelo como una sinopsis diabólica en el infierno como un "extra" de si mismo para poder así emitir su opinión acerca de Napoleón.
Joly mismo parece haberse tomado en "préstamo" material de una popular novela de Eugène Sue, "Los misterios de las personas", en la que los conspiradores fueron jesuitas. Los judios no aparecen en ninguno de los dos trabajos. Puesto que era ilegal criticar a la monarquía, Joly imprimio el folleto en Bélgica, y luego trató de pasarlo de contrabando a Francia. La policía confiscó el mayor número de copias. Joly fue juzgado el 25 de abril de 1865, y condenado a 15 meses de prisión. Joly se suicidó en 1878.

Hermann Goedsche 
La novela de Hermann Goedsche, Biarritz, escrita en 1868, fue la otra fuente para inspirar al escritor de los Protocolos. En el capítulo "El Cementerio Judío de Praga y el Consejo de Representantes de las Doce Tribus de Israel", Goedsche escribió acerca de una reunión nocturna entre los miembros de una misteriosa cabala rabínica, que describía cómo a la media noche, el Diablo aparecia ante los que se habian reunido en nombre de las Doce Tribus de Israel para planificar una "conspiración judía". Su representación es también similar a la escena de Joseph Balsamo, de Alexandre Dumas (padre), donde Cagliostro y compañía tramaron el asunto del collar de diamantes. Como Biarritz aparece casi al mismo tiempo que Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, es muy posible que Goedsche se inspirara en el panfleto de Joly, especialmente en el que detalla los resultados de la reunión secreta.
Goedsche, un reaccionario de las Revoluciones de 1848, perdió su puesto de trabajo en el servicio postal de Prusia después de la creación de pruebas para implicar al líder demócrata Benedict Waldeck de conspirar contra el rey. Después de su despido, Goedsche comenzó una carrera como columnista conservador, al tiempo de su producción de obra literaria bajo el seudónimo de Sir John Retcliffe. Goedsche fue un espía de la policía secreta de Prusia.
Contenido del documento
En la Biblioteca del Museo Británico se conservan 43 ediciones distintas.
El ejemplar ruso de 1905 se encuentra con el número 3.296 d. 17, y lleva el sello de entrada "British Museum, 10 de agosto de 1906".[sin referencias] Este libro ruso es un ejemplar en octavo, encuadernado en piel negra y consta de 417 páginas. Los Protocolos forman en esta obra sobre el "Anticristo" de Serge Nilus el Apéndice XII bajo el título "El Anticristo como posibilidad política inmediata. Los protocolos de los Sabios de Sión", 1902-1903 r. r.
Está dividido en 24 Protocolos que comprenden, según el Morning Post de 17 de julio de 1920, aproximadamente treinta mil palabras y corresponden a las páginas 305 a la 417, es decir, 112 páginas.
El documento y la Teoría de la conspiración 
La creación de este documento se ha señalado como un claro ejemplo de la persistencia de las teorías conspirativas que, en una coyuntura política de crisis social, avivan los prejuicios y las fobias al proporcionar una coartada ideológica para el antisemitismo. Así, entre otras acciones, este falso texto inspiró la masacre de 60.000 judíos (a los que se responsabilizó de la Revolución de 1917) a manos de las autoridades bielorrusas.

En países islámicos 
Este mito de una supuesta conspiración judía internacional, lejos de mitigarse con el paso del tiempo, continúa proliferando en lugares donde prima el antisemitismo. En concreto, en los países islámicos existe un público excepcionalmente receptivo a este mensaje. Debido a ello, las versiones en árabe de los Protocolos se han multiplicado, y son difundidas por diversos medios, desde fotocopias hasta Internet, pasando por textos académicos o la televisión por satélite. Se llegan a citar como referencia en textos oficiales educativos elaborados por palestinos opositores para "explicar" la política de Israel. Los Protocolos llegan a ser citados para explicar teorías alrededor de hechos como el 11-S o el reciente asesinato del primer ministro libanés.

Análisis 
Una lectura del panfleto permite deducir que se trata de una fabricación poco lúcida:
Posee un carácter autoinculpatorio (es decir, el narrador —un supuesto anciano de Sión— se culpa a sí mismo de los males del mundo).
Carece totalmente de raíces lingüísticas y culturales judías (no parece escrito por un judío).
Con todo, el mito traspasó las fronteras de Rusia, y aún hoy en día hay quienes todavía consideran que la organización secreta es real[sin referencias] debido a que piensan que algunos de los planes referidos en los protocolos se han cumplido.[sin referencias]
Pruebas de un plagio
En 1921, tiempo en que los protocolos eran ampliamente difundidos por Henry Ford y cobraban más popularidad, un miembro de la redacción del diario Times de Londres, Philip Graves, quien se encontraba entonces en Estambul, encontró por casualidad a un misterioso ruso que encubrió su identidad con el nombre de "Mr. X"[2] el cual le entregó una copia gastada de un libro en francés titulado Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, o la Política de Maquiavelo en el siglo XIX. El autor era anónimo («Por un contemporáneo»).
El libro —como descubrieron rápidamente los miembros de la redacción del Times— había sido escrito por el abogado antibonapartista francés Maurice Joly en 1864 como panfleto contra Napoleón III. En su novela, en forma de un supuesto diálogo de ultratumba entre Montesquieu y Maquiavelo, Joly atacaba a Napoleón III. El resultado fue que Joly fue encerrado en prisión por quince meses.

En enero de 1938 el sacerdote católico francés Pierre Charlés publicó en la revista Nouvelle Revue Théologique un artículo comentando la influencia de los Protocolos en el sempiterno antisemitismo europeo:
Si se los toma como un programa, los Protocolos [...] son sólo una serie de divagaciones sin importancia, que delatan a cada momento la incoherencia del redactor y su ignorancia de las nociones más elementales. Nadie podría jamás llevar a ejecución ese programa, porque hormiguea de contradicciones y de visible insania. Está comprobado que estos Protocolos son una falsificación, plagiada torpemente a partir de la obra satírica de Maurice Jolý y compuesta con el fin de hacer odiosos a los judíos, excitando contra ellos las pasiones irreflexivas y ciegas de las personas más ignorantes.
El Congreso Sionista de Basilea (Suiza) de 1897 no tuvo absolutamente nada que ver con la composición del panfleto ruso. Se puede discutir sobre el fin perseguido por el autor de la falsificación. Parece, en verdad, que debe relacionárselo con la situación interna de Rusia y con el manifiesto zarista del 30 de octubre del mismo año. Pero no queremos examinar este punto para no mezclar conjeturas con esta conclusión de por sí clara.
El odio es como la legendaria túnica envenenada de Deyanira, de la que su esposo Hércules nunca logró desprenderse. El odio es el tesoro que el hombre más ferozmente guarda; y el hombre lapida con rabia a aquellos que intentan arrebatárselo.
Opinión y la influencia del texto en los antisemitas
 
Adolf Hitler 
Su lectura por parte de Adolf Hitler, evidenciada en Mi Lucha, fue determinante para avivar los prejuicios fanáticos del futuro dictador.
Con el paso del tiempo se ha convertido en libro de texto entre los grupos de ultraderecha, compartiendo estantería en las librerías dedicadas a este tipo de literatura con panfletos supremacistas blancos y obras en las que se niega el holocausto judío a manos de los nazis. En el interés nazi en extender el antisemitismo, se imprimieron cientos de miles de copias y se repartieron por muchos hogares (se dice que sólo la Biblia podía competir en número de ejemplares) y en las Juventudes Hitlerianas se hizo lectura obligatoria.
El propio Goebbels, en sus diarios, reflexiona sobre su utilidad como vehículo de propaganda antisemita y refiere que Hitler creía en su autenticidad (quedando claro que él mismo y otros sí tenían noticia de que se trataba de una falsificación).
Henry Ford
El magnate automovilístico estadounidense Henry Ford financió varias ediciones del folleto ruso y creó una revista (The Dearborn Independent) dedicada a denunciar su creencia sobre la existencia de un supuesto "peligro judío".
Luego reunió sus artículos de investigación antisemita en un extenso libro en cuatro volúmenes titulado El judío internacional, con el que pretendió demostrar a través de diversos ejemplos la veracidad de los Protocolos. Este libro no tuvo mucho éxito en EE.UU., sin embargo se popularizó rápidamente en Europa, donde fue traducido a 16 idiomas (entre ellos el alemán, por Theodor Fritsch) y, en 1922, se habían superado las 22 ediciones.
Sobre los Protocolos en sí, en una entrevista publicada el 17 de Febrero de 1921 en la revista New York World, Ford dijo: "la única declaración que voy a hacer respecto a los Protocolos es que encajan con lo que está ocurriendo. Tienen 16 años y encajan con la situación mundial hasta este momento."
Tanto la extensa obra de Henry Ford como Los protocolos de los sabios de Sión se volvieron elementos indispensables dentro de la propaganda antisemita de Hitler. No se conoce la razón del antisemitismo de Ford.

 Tratamiento del texto en otras obras 
El dibujante y guionista de cómics Will Eisner (de origen judío) escribió su obra póstuma La Conspiración sobre Los protocolos de los sabios de Sión, desde su nacimiento hasta la actualidad y cómo han sido usado por diversas asociaciones antisemitas.
Umberto Eco en El péndulo de Foucault cita a los protocolos en medio de su vertiginosa descripción paródica de todas las teorías conspirativas sobre sociedades ocultas y planes mundiales secretos. Hace hincapié en forma sintética en las contradicciones internas de estos sabios conspiradores.


Fuente: http://www.impulsobaires.com.ar/nota.php?id=40965

---------- Mensaje reenviado ----------
De: Luis <lloyolas2001@yahoo.com>
Fecha: 12 de abril de 2011 21:06
Asunto: [pre-textos] La historia del mito de "Los protocolos de los sabios de Sión"
Para: pre-textos@gruposyahoo.com.ar


 

Hola grupo

Interesante comprobar que los autores a los que Simonini plagio y luego fue plagiado realmente existieron y como el autor mediante este personaje los relaciona para ir tejiendo la conspiracion, en este articulo esta explicado claramente y creo que es de gran ayuda para entender el libro que estamos comentando.
Saludos
Luis


La historia del mito de "Los protocolos de los sabios de Sión"


Actualmente, se considera uno de los fraudes literarios más notorios de la historia (como los Diarios de Hitler), e incluido dentro de los fraudes históricos importantes (como el descubrimiento del Hombre de Piltdown).

Orígenes y contenido 
Si bien ha sido muy leído y citado por sectores antisemitas, su verdadera autoría resulta confusa. La teoría más aceptada dice que fue obra de los servicios secretos zaristas, que buscaban desacreditar a la izquierda bolchevique acusándolos de colaborar con la conspiración judía expresada en el libro.
Trotsky y Kérensky, por ejemplo, eran de ascendencia judía. Los teóricos de la conspiración señalan generalmente que estas reuniones se habrían llevado a cabo en el Primer Congreso Sionista de Basilea, Suiza, del 20 al 31 de agosto de 1897, presidido por Theodor Herzl. Sin embargo, no hay evidencias que lo demuestren.
Por otra parte jamás existió una organización como los "Sabios de Sión" o los "Ancianos de Sión". Sin embargo, y sin que exista un ápice de evidencia para probarlo, se ha mantenido empecinadamente que estos Protocolos eran las actas de esta inexistente organización.
En diciembre de 1901, un oscuro personaje conocido como Sergei Nilus afirmó haber traducido al ruso unos textos que en conjunto tituló Los protocolos de los sabios de Sión. Durante los primeros quince años, los Protocolos tuvieron escasa influencia. A partir de 1917 vendieron millones de ejemplares en más de veinte idiomas.


Maurice Joly
La mayor parte de los escritos en los Protocolos fueron plagiados del libro "Dialogue aux enfers entre Machiavel et Montesquieu" (Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu), escrito por el satírico francés Maurice Joly en el año 1864. Joly se ocupó de realizar ataques políticos sobre las ambiciones de Napoleón III utilizando a Maquiavelo como una sinopsis diabólica en el infierno como un "extra" de si mismo para poder así emitir su opinión acerca de Napoleón.
Joly mismo parece haberse tomado en "préstamo" material de una popular novela de Eugène Sue, "Los misterios de las personas", en la que los conspiradores fueron jesuitas. Los judios no aparecen en ninguno de los dos trabajos. Puesto que era ilegal criticar a la monarquía, Joly imprimio el folleto en Bélgica, y luego trató de pasarlo de contrabando a Francia. La policía confiscó el mayor número de copias. Joly fue juzgado el 25 de abril de 1865, y condenado a 15 meses de prisión. Joly se suicidó en 1878.


Hermann Goedsche 
La novela de Hermann Goedsche, Biarritz, escrita en 1868, fue la otra fuente para inspirar al escritor de los Protocolos. En el capítulo "El Cementerio Judío de Praga y el Consejo de Representantes de las Doce Tribus de Israel", Goedsche escribió acerca de una reunión nocturna entre los miembros de una misteriosa cabala rabínica, que describía cómo a la media noche, el Diablo aparecia ante los que se habian reunido en nombre de las Doce Tribus de Israel para planificar una "conspiración judía". Su representación es también similar a la escena de Joseph Balsamo, de Alexandre Dumas (padre), donde Cagliostro y compañía tramaron el asunto del collar de diamantes. Como Biarritz aparece casi al mismo tiempo que Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, es muy posible que Goedsche se inspirara en el panfleto de Joly, especialmente en el que detalla los resultados de la reunión secreta.
Goedsche, un reaccionario de las Revoluciones de 1848, perdió su puesto de trabajo en el servicio postal de Prusia después de la creación de pruebas para implicar al líder demócrata Benedict Waldeck de conspirar contra el rey. Después de su despido, Goedsche comenzó una carrera como columnista conservador, al tiempo de su producción de obra literaria bajo el seudónimo de Sir John Retcliffe. Goedsche fue un espía de la policía secreta de Prusia.

Contenido del documento
En la Biblioteca del Museo Británico se conservan 43 ediciones distintas.
El ejemplar ruso de 1905 se encuentra con el número 3.296 d. 17, y lleva el sello de entrada "British Museum, 10 de agosto de 1906".[sin referencias] Este libro ruso es un ejemplar en octavo, encuadernado en piel negra y consta de 417 páginas. Los Protocolos forman en esta obra sobre el "Anticristo" de Serge Nilus el Apéndice XII bajo el título "El Anticristo como posibilidad política inmediata. Los protocolos de los Sabios de Sión", 1902-1903 r. r.
Está dividido en 24 Protocolos que comprenden, según el Morning Post de 17 de julio de 1920, aproximadamente treinta mil palabras y corresponden a las páginas 305 a la 417, es decir, 112 páginas.

El documento y la Teoría de la conspiración 
La creación de este documento se ha señalado como un claro ejemplo de la persistencia de las teorías conspirativas que, en una coyuntura política de crisis social, avivan los prejuicios y las fobias al proporcionar una coartada ideológica para el antisemitismo. Así, entre otras acciones, este falso texto inspiró la masacre de 60.000 judíos (a los que se responsabilizó de la Revolución de 1917) a manos de las autoridades bielorrusas.


En países islámicos 
Este mito de una supuesta conspiración judía internacional, lejos de mitigarse con el paso del tiempo, continúa proliferando en lugares donde prima el antisemitismo. En concreto, en los países islámicos existe un público excepcionalmente receptivo a este mensaje. Debido a ello, las versiones en árabe de los Protocolos se han multiplicado, y son difundidas por diversos medios, desde fotocopias hasta Internet, pasando por textos académicos o la televisión por satélite. Se llegan a citar como referencia en textos oficiales educativos elaborados por palestinos opositores para "explicar" la política de Israel. Los Protocolos llegan a ser citados para explicar teorías alrededor de hechos como el 11-S o el reciente asesinato del primer ministro libanés.


Análisis 
Una lectura del panfleto permite deducir que se trata de una fabricación poco lúcida:
Posee un carácter autoinculpatorio (es decir, el narrador —un supuesto anciano de Sión— se culpa a sí mismo de los males del mundo).
Carece totalmente de raíces lingüísticas y culturales judías (no parece escrito por un judío).
Con todo, el mito traspasó las fronteras de Rusia, y aún hoy en día hay quienes todavía consideran que la organización secreta es real[sin referencias] debido a que piensan que algunos de los planes referidos en los protocolos se han cumplido.[sin referencias]

Pruebas de un plagio
En 1921, tiempo en que los protocolos eran ampliamente difundidos por Henry Ford y cobraban más popularidad, un miembro de la redacción del diario Times de Londres, Philip Graves, quien se encontraba entonces en Estambul, encontró por casualidad a un misterioso ruso que encubrió su identidad con el nombre de "Mr. X"[2] el cual le entregó una copia gastada de un libro en francés titulado Diálogo en el infierno entre Maquiavelo y Montesquieu, o la Política de Maquiavelo en el siglo XIX. El autor era anónimo («Por un contemporáneo»).
El libro —como descubrieron rápidamente los miembros de la redacción del Times— había sido escrito por el abogado antibonapartista francés Maurice Joly en 1864 como panfleto contra Napoleón III. En su novela, en forma de un supuesto diálogo de ultratumba entre Montesquieu y Maquiavelo, Joly atacaba a Napoleón III. El resultado fue que Joly fue encerrado en prisión por quince meses.


En enero de 1938 el sacerdote católico francés Pierre Charlés publicó en la revista Nouvelle Revue Théologique un artículo comentando la influencia de los Protocolos en el sempiterno antisemitismo europeo:

Si se los toma como un programa, los Protocolos [...] son sólo una serie de divagaciones sin importancia, que delatan a cada momento la incoherencia del redactor y su ignorancia de las nociones más elementales. Nadie podría jamás llevar a ejecución ese programa, porque hormiguea de contradicciones y de visible insania. Está comprobado que estos Protocolos son una falsificación, plagiada torpemente a partir de la obra satírica de Maurice Jolý y compuesta con el fin de hacer odiosos a los judíos, excitando contra ellos las pasiones irreflexivas y ciegas de las personas más ignorantes.
El Congreso Sionista de Basilea (Suiza) de 1897 no tuvo absolutamente nada que ver con la composición del panfleto ruso. Se puede discutir sobre el fin perseguido por el autor de la falsificación. Parece, en verdad, que debe relacionárselo con la situación interna de Rusia y con el manifiesto zarista del 30 de octubre del mismo año. Pero no queremos examinar este punto para no mezclar conjeturas con esta conclusión de por sí clara.
El odio es como la legendaria túnica envenenada de Deyanira, de la que su esposo Hércules nunca logró desprenderse. El odio es el tesoro que el hombre más ferozmente guarda; y el hombre lapida con rabia a aquellos que intentan arrebatárselo.

Opinión y la influencia del texto en los antisemitas
 
Adolf Hitler 
Su lectura por parte de Adolf Hitler, evidenciada en Mi Lucha, fue determinante para avivar los prejuicios fanáticos del futuro dictador.
Con el paso del tiempo se ha convertido en libro de texto entre los grupos de ultraderecha, compartiendo estantería en las librerías dedicadas a este tipo de literatura con panfletos supremacistas blancos y obras en las que se niega el holocausto judío a manos de los nazis. En el interés nazi en extender el antisemitismo, se imprimieron cientos de miles de copias y se repartieron por muchos hogares (se dice que sólo la Biblia podía competir en número de ejemplares) y en las Juventudes Hitlerianas se hizo lectura obligatoria.
El propio Goebbels, en sus diarios, reflexiona sobre su utilidad como vehículo de propaganda antisemita y refiere que Hitler creía en su autenticidad (quedando claro que él mismo y otros sí tenían noticia de que se trataba de una falsificación).

Henry Ford
El magnate automovilístico estadounidense Henry Ford financió varias ediciones del folleto ruso y creó una revista (The Dearborn Independent) dedicada a denunciar su creencia sobre la existencia de un supuesto "peligro judío".
Luego reunió sus artículos de investigación antisemita en un extenso libro en cuatro volúmenes titulado El judío internacional, con el que pretendió demostrar a través de diversos ejemplos la veracidad de los Protocolos. Este libro no tuvo mucho éxito en EE.UU., sin embargo se popularizó rápidamente en Europa, donde fue traducido a 16 idiomas (entre ellos el alemán, por Theodor Fritsch) y, en 1922, se habían superado las 22 ediciones.
Sobre los Protocolos en sí, en una entrevista publicada el 17 de Febrero de 1921 en la revista New York World, Ford dijo: "la única declaración que voy a hacer respecto a los Protocolos es que encajan con lo que está ocurriendo. Tienen 16 años y encajan con la situación mundial hasta este momento."
Tanto la extensa obra de Henry Ford como Los protocolos de los sabios de Sión se volvieron elementos indispensables dentro de la propaganda antisemita de Hitler. No se conoce la razón del antisemitismo de Ford.


 Tratamiento del texto en otras obras 
El dibujante y guionista de cómics Will Eisner (de origen judío) escribió su obra póstuma La Conspiración sobre Los protocolos de los sabios de Sión, desde su nacimiento hasta la actualidad y cómo han sido usado por diversas asociaciones antisemitas.

Umberto Eco en El péndulo de Foucault cita a los protocolos en medio de su vertiginosa descripción paródica de todas las teorías conspirativas sobre sociedades ocultas y planes mundiales secretos. Hace hincapié en forma sintética en las contradicciones internas de estos sabios conspiradores.


Fuente: http://www.impulsobaires.com.ar/nota.php?id=40965

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